Dependemos de la química y la electrodoméstica.


Fue un encuentro fortuito.
Mero azar.
Entonces decidimos tomarnos un bebercio;
María José, Juan y yo, en El Boliche, claro está.
La niña no, que es como el azúcar de los dioses de cinco años.
Y me preguntó Juan que cómo coño crece el cerebro,
a las cuatro y media de la tarde,en plena indigestión indescriptible.
Ni puta idea, le respondí, en un alarde de ignorancia superlativa.
Y por fardar un poco se me ocurrió esta soplapollez:
dependemos de la química y la electrodoméstica.
Luego pensé hacia mis adentros profundos e inescrutables:
bueno, si se medita friamente, dependemos bastante de la química,
por cierto, y de los electrodomésticos, qué diantre.
Ah, me dije en la profundidad de mis adentros,
¿qué sería de nuestro cerebro, de nuestra persona mismamente,
sin los electrodomésticos?
Se puede vivir sin mujer;
se puede vivir sometido al celibato
y a las castañas pilongas,
pero no se puede andar por la vida sin electrodomésticos;
luego somos una especie evolucionada,
sofisticada, científica , técnicamente hablando, gracias a ellos.
¿Alguien se imagina un mundo sin frigoríficos,
sin máquinas para afeitarse las ingles y sus contornos,
sin una plancha, sin una estufa, un microondas, etc., etc.?
No, verdad.
Tal es así que somos realmente seres electrodomesticados.
Y eso, para nuestra desgracia, lo sabe el poder político.
Hay que joderse.
Miguel, el del boliche
http://www.granadablogs.com/juanvida/?p=1239#comments

imagen: http://tienda-inteligente.com/catalog/images/electrodomesticos.jpg

Comentarios

  1. Miguel: se te ha olvidado la lavadora, nada, nada de eso tiene mas importancia que la lavadora. Gloria y honor a su inventor, que junto al de la cama debieran de tener un monumento en cada rotonda.
    María, la adorable María, que estuvo toda la vida trabajando en casa de mis suegros, pequeñita y pelirroja con su roete en la nuca, más madre que una madre, por las tardes salía de la cocina y se arreglaba, se ponía guapa y limpia, se sentaba en la chimenea después de saludar a la televisión con un “Buenas tardes” y nos decía: Ya hemos terminado todos menos la “Salvaora”, que la acabo de poner con los trapos de la cocina

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  2. Miguel, el del boliche14 de marzo de 2010, 23:16:00 CET

    Mi infancia son recuerdos de un patio de Granada donde mi madre lavaba en una tabla de madera. También recuerdo un lavadero público por los Alamillos, y, en la calle Solares, donde vivían mis primos, había un lavadero enorme, en el patio, donde las vecinas lavaban la ropa; ignoro si había turnos por días y horas. Definitivamente, coco, la tecnología ha hecho más por la liberación de las mujeres que todos los ensayos y proclamas feministas juntos.

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