Despedida comercial

De la oficina del registro hospitalario apareció un sobre color marrón con el nombre y señas de la persona que lo remitía. Como si de una segunda piel se tratase, sin sentimientos que lo conmoviera, manoseó el sobre como cuando se tumbaba sobre la arena después de correr por la orilla. Recordó el escalpelo que vio a lo lejos antes de que el anestesiólogo entrara en acción, controlando sus funciones vitales durante la última intervención. Inició la cuenta atrás diez, nueve y entonces advirtió la imagen de Loki sonreír, maestro del engaño, un estafador entre los dioses, mientras se asentaba en el sueño de un amable baladrón que blasonaba de valiente. Al despertar y a continuación orinar, se alarmó ante la luz que el estor enrollado dejaba pasar tras ver la pureza del cirro en forma de pluma que descubrió en el cielo. Con artimañas entre callejuelas evasivas, buscaba consumir la extraña alteración encontrada como el dolor incesante de la propia vida antes de caer a plomo en el suelo y per...