Homero y las caras inexistentes

Aún sin haber leído una sola línea de La Ilíada o La Odisea, no hay bachiller que no sepa dos cosas sobre Homero: que era ciego y que probablemente nunca existió.
Casi nadie repara en lo contradictorio que resulta darle un atributo real -la ceguera- a algo inexistente.
No deja de ser paradójico, en todo caso, que se dude de la existencia individual del fundador de la literatura occidental, la más individualista de todas las culturas.
O quizá este sea el primer atributo de todos los fundadores: la duda.
AUTOR: PITT TRISTÁN
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