El alcalde pillo


El señor Gobernador Civil, muy de mañana gustaba de leer la correspondencia que su secretario, Manolo, le había dejado sobre la mesa y de la que, en ocasiones, dado su bien conocido carácter un tanto burlón, extraía jugosas conclusiones.
--¡Manolo…! Lee lo que dice este tío. No tiene desperdicio.
Manolo, el Secretario, leyó lo que decía la carta:
“Excelentísimo señor Gobernador Civil. Ocurre que, como SE sabrá, en este pueblo solo tenemos una escuela que está atendida por solo una maestra. Pues bien, la Maestra, que es joven y recién casada, ha quedado preñada. Ello supone que, en cualquier momento, tenga que dejar la faena y no pueda dar clases a los niños de este pueblo. Por ello, ruego a su excelencia que me manden una prostituta, para que los niños puedan ser instruídos durante la ausencia de la maestra. Es gracia que espera merecer del recto proceder de V.E., cuya vida guarde Dios muchos años. Fdo. El Alcalde”.
El secretario, confianzudo, sonrió y dijo:
--¡Qué tío mas salao! ¿Qué piensas hacer?
--Lo que debe hacerse en estos casos. Le mandaremos la “prostituta” y, en su momento lo barnizaremos e instruiremos adecuadamente.
Se destino al pueblo en cuestión una maestra en sustitución de la preñada y todo arreglado.
Al cabo de una semanas, el alcalde del pueblo en cuestión, pidió audiencia al señor Gobernador Civil, le fue concedida y esperó en la sala de visitas.
El factótum al serle anunciada la presencia del alcalde cachondo, se levanto de su poltrona y saludando al alcalde con efusión, aseveró:
--Me alegro alcalde que pudiéramos solucionarte el caso de la maestra, pero en otra ocasión cuando tengas que efectuar una petición, busca la palabra adecuada. Debiste decir “sustituta” en vez de prostituta.
El alcalde, entrecerrando los ojos con un gesto de pillería le contestó:
--Ya lo se señor gobernador. Pero si lo hubiera puesto bien, no me hubieran hecho caso.
Esa es la cuestión. A los alcaldes de los pueblos más pequeños ¿Se les hace caso? ¿Se tienen en cuenta sus demandas? ¿Son rentables las concesiones?
En aquellos momentos, cuando lo del relato, la cuestión era de adhesión inquebrantable. Era disciplina de partido único que tan solo se podía obviar con triquiñuelas como la citada.
Ahora puede que sea una cuestión matemática, una cuestión de circunscripciones. Disciplina, si, pero de distinto signo, aunque podrían verse maneras, actitudes no dictatoriales pero si de obediencia al jefe. El culto a la personalidad es demasiado goloso para ser esquinado.
Entonces los Gobernadores, varias veces al año, organizaban unos safaris en los que acompañado de los Delegados Ministeriales y otros cargos, recorrían los pueblos de una comarca para tomar nota de las necesidades y estudiar sus posibilidades. Se dejaban ver. Aunque fueran en equipo, en manada. Y, naturalmente, con merendola.
Ahora lo mismo. Los Delegados, los Subdelegados, los Delegados del Consell, los Directores Generales y demás cargos, es decir todos los que pueden prometer algo, aunque sea poco, cuando viene el buen tiempo, se esparcen por la geografía provincial en grupos no muy grandes y juegan a “Gobernadores civiles”, situándose en un plano superior al de los visitados y sentándose a la mesa para degustar las delicias gastronómicas de cada lugar.
Lo malo del caso es que los pueblos, sobre todo los pequeños están situados excesivamente lejos, y han de salvarse muchas curvas. Es una cuestión muy humana el hecho de que las máximas autoridades de la provincia, de la Comunidad y aún alguna nacional, visiten sus pueblos y sus aldeas, pero que no lo hagan en fiestas, ¡se nota demasiado!
Buenas tardes.

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