Apaches


 

Por una vez y sin que sirva de precedente una miniserie resulta ser más interesante que el libro en el que se basa. Lo que no deja de ser curioso teniendo en cuenta que el guionista de la serie en cuestión es precisamente el autor del libro. Por ende, el director de la serie resulta ser Daniel Calparsoro, realizador más que discutible y cuya carrera más parece una montaña rusa por su irregularidad manifiesta. En su haber televisivo se incluyen productos tan infumables como La ira (2009), Inocentes (2010) o Tormenta (2013), todos ellos producidos bajo el sello de New Atlantis y emitidos por Telecinco (las dos primeras) y Antena 3 TV respectivamente. Junto a películas de mejor factura y calidad como Asfalto (2000) y Guerreros (2002).




He intentado leer la novela de principio a fin pero me ha resultado tan pesada y aburrida por momentos que, de un total de 32 capítulos, solamente he conseguido leer seguidos los 3 primeros, el último y el Epílogo. Del resto he leído lo que me ha parecido necesario para entender el argumento una vez conocido el final. Los larguísimos párrafos descriptivos, pesados y con poco o ningún sentido, junto con la mayoría de diálogos, casi igual de pesados, los he ido saltando para abreviar la lectura. La verdad es que de las 484 páginas útiles que conforman la novela me ha bastado leer menos de un 10% para entender lo fundamental y darla por terminada.


Por lo que he podido averiguar es el primer y único libro publicado por su autor, Miguel Sáez Carral. ¡Y por el bien de sus potenciales lectores espero que sea el último! No sé qué tal será como guionista (no he visto ninguna de las series en las que ha participado) pero como escritor resulta bastante pedante, con sus descripciones interminables y casi siempre banales, y carente de capacidad para enganchar al lector.


A pesar de tener mejor ritmo que el libro y de ser capaz de despertar y mantener el interés del espectador, la serie resulta excesivamente larga por cuanto para explicar la historia hubieran bastado 4 episodios en lugar de los 12 que la forman. De hecho, podemos distinguir entre los 2 primeros y los 2 últimos episodios, con una narrativa y un ritmo trepidantes; y los 8 episodios restantes, que más parecen de relleno y resultan bastante sosos. No obstante, la miniserie en su conjunto resulta interesante y merece la pena verla.



Los que conozcan la realidad de algunos barrios de Madrid como Hortaleza, Vicálvaro, Moratalaz, Carabanchel, Vallecas o el propio Tetuán, se sentirán fácil y rápidamente identificados con los distintos protagonistas de la serie: Miguel, Sastre, El Chatarrero, los viejos de las casas blancas, etc. Y los que desconozcan esos barrios, se sentirán atraídos y atrapados por las vidas y las historias de dichos protagonistas. Los que hayan visto “Asfalto” (2000) verán en esta serie una especie de prolongación de los hechos, algunos cómicos y la mayoría amargos, vividos por los protagonistas de aquella película, también dirigida por Calparsoro.


Última década del siglo pasado, un grupo de amigos del barrio que son verdaderas esponjas para la cerveza, pero, como uña y mugre apegados a la “Ley del Barrio”, decide ayudar a uno de ellos: Miguel el joven y exitoso periodista, quien ha renunciado a su trabajo para salvar de la ruina a su padre, un exitoso y reconocido joyero.



A pesar de su aspecto de pelotudo, pisaverde y enfermo terminal de caliente, Miguel, no ha sido jamás un trigo de los muy limpios, pero no se le puede reprochar que por su querido viejo daría hasta la vida. Este joven, para los vecinos del barrio un ejemplo de castidad y morigeración, se contacta con Sastre, su amigo de infancia, el mismo con el que cuando pequeños se iniciaron en el sórdido mundo delictual, robando todo lo que se le ponía al alcance de sus manos.


 Y así estos muchachos juramentados por la “Ley del barrio”, junto a otros borrachines, cientos de litros de cerveza, y valiéndose de policías que no son más huevones solo porque no nacieron antes, urden acabados planes para asaltar joyerías y negocios afines a fin de conseguir el dinero necesario para sacar del hoyo al honrado y cotizado orfebre que ha caído presa de usureros, prestamistas y banqueros quiénes lo amenazan no solo con quitarle la casa y su taller donde de sol a sol trabaja para alimentar a su familia, sino que también la casta virtud de su hija menor, si no se aviene a pagar una cantidad impresionante de dinero por solo unas escasas pesetas prestadas a un altísimo interés, que el viejo en un momento de extrema calentura solicitó para ir a desaguar las aceitunas en casa de recatadas e inmaculadas doncellas.


En definitiva, sin ser una serie de visionado imprescindible, considero que sí es recomendable y de calidad superior a la media.
Adolfo

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