El silencio de la ciudad blanca


La mayoría de las veces cuando un libro triunfa en ventas es por algo. Es muy complicado gustar a tantas personas a la vez. Es cierto que la novela negra está en auge y su lectura es entretenida pero de ahí que un libro se convierta en un fenómeno, hay un camino. Ese camino ya lo ha recorrido “El silencio de la ciudad blanca” de Eva García Sáenz de Urturi y tengo que reconocer mi fallo de hacerlo tan tarde.

La novela comienza con un dilema imposible. Un asesino en serie condenado y en la cárcel, a pocos días de salir de permiso, reanuda los crímenes de la misma forma que ya los cometía hace 20 años. Algo que no sería posible salvo que el asesino fuese otro, tanto ahora como cuando se le condenó. Aquí ya tenemos un ingrediente de enganche bastante potente pero desde luego no creo que sea el definitivo para que la historia funcione tan bien.

En segundo lugar destacaría el personaje principal, el inspector Unai López de Ayala, alias Kraken. Desde que comienza la historia nos llama la atención su seriedad, el empeño en cumplir con su deber a toda costa y su pasado que enturbia y complica su presente. Creo que se trata de un personaje muy completo que hace interesarse por él, hacerle tuyo y ponerte en su piel.

Además, aquí debería destacar las notas mentales que comparte el propio personaje que le hacen aún más real. Una técnica literaria muy usada que a veces no funciona y en este caso sí.

En tercer lugar, y creo que fundamental para la historia, es el ambiente en que se sitúa la novela. La región de Ávala (y en concreto Vitoria) en el pasado y en el presente. Un recorrido histórico entre los lugares más emblemáticos, pero también sus rincones más desconocidos, unido a un acervo folclórico que te cautiva despertando una curiosidad inmensa por seguir los pasos de la investigación. El Sacamantecas, la maldición de Ochate, los amigos del cementerio de Santa Isabel, el eguzkilore (la flor del sol) son algunos de los mitos y misterios que descubriremos y que te acercan una cultura que se ve que la autora ha vivido y conoce de primera mano.

Por último, podría destacar la construcción de la novela. Es un claro “quién lo hizo” con ingredientes adicionales que constituyen una historia casi perfecta. Además, las vueltas al pasado bifurcan la atención queriendo saber el punto común con el presente, dándote cuenta así que muchas veces para saber lo que pasa en la actualidad tiene mucho que ver con lo que pasó en el pasado.

En definitiva, se trata de un thriller sólido que hace juicio a sus ventas y a sus lectores. En este caso el “boca-oreja” ha funcionado para bien porque la cadena no se rompe y se sigue recomendando la novela. Yo tampoco voy a ser el que la rompa y sí os recomendaré adentraros en el mundo de Kraken y descubrir Álava, y en concreto a Vitoria, como nunca la habrías imaginado, llena de sangre, dolor y mucho misterio.

Nikolay Yordanov

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