Gisaengchung o Parásitos



                   

                               La importancia de oler bien



Una buena película debe tener tres cualidades: Contar realmente una historia; que esa historia, por pequeña que sea, sea bien contada y sin tomar al espectador por estúpido; y que se haga disfrutable a la vista y el oído. Todo lo demás son aderezos y gustos personales, independientes en cada persona.



“Gisaengchung” (Bong Joon-Ho, 2019), o “Parásitos”, lo consigue a niveles que han justificado convertirla en la primera película de habla no inglesa en conseguir un Oscar a Mejor Película. Y es curioso porque, en la superficie, se trata de un film nada grandilocuente, con una premisa sencilla que podríamos ver en cualquier comedia de situación, pero que en sus capas más profundas decide señalar directamente a la propia naturaleza humana.

 

Los grandes logros de esta película vienen precedidos por su fusión de géneros. “Parásitos” es un drama familiar y un thriller psicológico que decide esconderse en su narrativa, convirtiéndose en una ingeniosa comedia negra. Todo mientras se logra dar una nueva vuelta de tuerca a los tropos clásicos del “hombre pobre/hombre rico”, y plasmando una historia cotidiana, que retrata las relaciones cordiales de hipocresía en las que se fundamentan nuestras interacciones sociales en la actualidad.

 

Bong Joon-Ho introduce con subliminal maestría todo el sustrato social de la cinta, que parte del clasismo imperante en la sociedad surcoreana como premisa. La película, y es de agradecer, nunca nos escupirá este mensaje a la cara, sino que bajo la aparente armonía y paz entre los personajes principales se encierran estos aspectos tan naturalizados para ellos hasta un punto que ni siquiera se cuestionan, solo se asumen y se disfrazan de respeto y cordialidad, tal y como la película se disfraza de simpática comedia. No hay diálogo al que no se le puedan apreciar dos o incluso tres capas, siendo frecuente la premonición o incluso la maldición en las palabras de los personajes.



Poco más se puede decir de la trama y el mensaje central de “Gisaengchung” sin entrar en el “spoiler”, pero tampoco es necesario. Cuanto menos se sabe de ella antes de verla, mejor.

 

El control absoluto de los espacios y la fotografía realza el valor técnico de “Parásitos”. Bong Joon-Ho contrasta con habilidad planos armónicos, proporcionados, casi minimalistas, llenos de orden, con otros que transmiten la idea absoluta del caos, en aquellos momentos en los que la trama se entrega al mismo sin más opción. El símbolo y la metáfora está presente en muchos momentos, y la poesía visual es capaz de reflejarse hasta en un inodoro expulsando heces (literal). Sin duda es este montaje, acompañado de un gran ritmo en las escenas y el guión, el que hace que a pesar de durar más de dos horas esta se haga liviana e incluso corta.



Obra maestra del director que ya ha pasado a la historia por el reconocimiento internacional que esta ha tenido, pero que esta vez, tiene valor más allá de lo que los gafapastas con ínfulas de Hollywood puedan querer hacernos creer.




En “Parásitos” no hay buenas ni malas personas. A pesar de que en todo momento se nos plantean unos personajes simpáticos y en buenos términos entre sí, toda la acción rezuma un distanciamiento intrínseco, siendo el Sr. Park quién más hincapié y evidencia hace de esta idea a través de sus conceptos de la “línea roja” y el “olor” del pobre. Puede que la familia de “parásitos” sea una reunión de charlatanes y oportunistas, pero en la ficción que ellos mismos se han encargado de producir no dejan de ser eficientes trabajadores con grandes talentos, y aun así, aunque recibidos con educación y buen trato por sus empleadores, no dejan de ser substancialmente despreciados. 


Los pobres, aunque son presentados como tramposos, mentirosos, caraduras y aprovechados, terminan por dar una sensación de haberse visto obligados a esta vida a causa de las propias limitaciones económicas derivadas de su clase. No son ni mucho menos estúpidos, o irresponsables, y de hecho, como se nos dejó ver en los primeros minutos, la única limitación que algunos de ellos tuvieron para desempeñar grandes carreras fue meramente económica. Y, sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, de esconderse tras avatares con mejor sino y actuar con diligencia, respeto y cierta responsabilidad con sus empleadores, no pueden limpiarse de su “olor”.


El desprecio de la familia rica sobre cualquier “inferior” aparece de maneras inesperadas. Un ejemplo, pese a que Yeon-kyo (la esposa rica) mantenga un trato cercano con el servicio en su rol de administradora del hogar, también es el mismo personaje que asume que la supuesta novia del primer chófer es una consumidora habitual de drogas simplemente por llevar ropa interior barata.
El clasismo se manifiesta incluso en quienes más inocentes parecen, en la preocupante manifestación de la inconsciencia. El pequeño Da-song es el primer personaje en hacer mención a ese “olor” del hombre pobre, que resulta compartir todo el servicio de la casa. Un dato que en ese momento de la película aparece como anecdótico y que aparenta querer dar pie a un gag cómico, en realidad esconde una realidad clara: Cuando ese niño crezca será igual que su padre.



A pesar del desenlace, la película se había desarrollado pacíficamente. Dos familias que se quieren, con padres orgullosos de sus hijos, hermanos que se respetan, matrimonios que se aman e incluso una familia que se emborracha junta para celebrar que las cosas les empiezan a ir bien, tras ayudarse los unos a los otros, por supuesto a su pícara manera. Dos familias que a pesar de las distancias ya comentadas conviven en una simbiosis de tolerancia e incluso respeto y hasta atracción.
¿Cómo estalla entonces el conflicto? Pues, y ahí reside lo más triste y la más dura crítica, cuando dos grupos de parásitos necesitan del mismo huésped para sobrevivir y prosperar. La segunda mitad de la película es una concatenación de sucesos, que mejor es no relatarlos.

                                                                                                                                            antoniosan93

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