El otro lado
El muchacho está parado sobre la acera, en la intersección de dos calles. Frente a él el paso de peatones también está inmóvil, como un puente roto dibujado en un plano.
El muchacho está de pie, con el cuerpo recto y ágil, semejando un pensamiento que espera, prestando ninguna atención al ronroneo de los coches.
Parece que se va a mover, a cruzar la calle en un súbito espasmo de pasos. Se inclina un poco, sus músculos se tensan y un ligero movimiento de su brazo derecho lo delata.
El paso de peatones aguarda con las líneas erizadas, con un desafío de navaja o de venganza en su límite.
El tráfico descongestiona sus pulmones tóxicos, emite un ruido al pasar que recuerda los balcones abiertos.
Se miran.
Parece que el muchacho y el paso de peatones se miran desde una distancia telefónica.
El muchacho levanta el pie izquierdo y salva el bordillo.
Los coches disfrutan del viento.
El pie nota caliente el asfalto.
Tiembla.
El muchacho tiembla.
El puente huye.
AGONELUZ
Comentarios
Publicar un comentario