Café con leche y un croissant
He entrado en la cafetería con la convicción de que podría encontrármela.
Pero sé que es muy difícil, casi imposible, aunque la esperanza es lo último que se pierde, no como dicen en las columnas económicas, que lo último que se pierde es la casa, cuando te ejecutan la hipoteca.
Me he sentado en una mesa desde la que se divisa bien la puerta de entrada y cuando la camarera se me acercaba ya la había “fichado”: cuerpo torneado, delantera que para sí la quisiera el Real Madrid, o el Alcorcón, que ahora está de moda hablar de él en Granada.
Me he sentado en una mesa desde la que se divisa bien la puerta de entrada y cuando la camarera se me acercaba ya la había “fichado”: cuerpo torneado, delantera que para sí la quisiera el Real Madrid, o el Alcorcón, que ahora está de moda hablar de él en Granada.
El cutis muy poco cuidado y expuesto a lo que el clima quiera hacer de él, que suele ser maligno.
Los ojos, ¡ay!, sus ojos, ¿son el espejo de alma?
Los ojos, ¡ay!, sus ojos, ¿son el espejo de alma?
Te miran y parece que te han hecho una radiografía, irradian vida, mucha vida interna, tanta como sea capaz de atesorar en sus escasos 25 años y ella lo sabe, se deja mirar.
-Un descafeinado de sobre con la lecha desnatada, si la tienen y un croissant, solamente trinchado.
-Un descafeinado de sobre con la lecha desnatada, si la tienen y un croissant, solamente trinchado.
Esa va a ser mi merienda, aunque me apetece algo más ya que el almuerzo ha sido muy cortito.
Las paredes de la cafetería están repletas de pequeños marcos con fotos de personajes, seres que han desfilado por allí desde los años 20, cuando una fotografía era una fotografía y no ahora, que es un apéndice del móvil y casi no se imprime nada.
Ha pasado por allí lo más granado de la ciudad, de la provincia y de la región (ahora llamada Comunidad Autónoma), en lo artístico, en lo deportivo y en lo político: no os doy nombres porque no pretendo apabullar, pero daría para llenar uno o dos páginas de esta pantalla que os sirve de cuartilla de lectura.
Se me ha ido el hilo de lo que escribía, ha pasado la tarde, me he tomado el café con leche con el croissant, y, finalmente, no vino, no pude verla y así van no sé cuántos días, ya más de tres años…
© Ángel , 5/6/2010
Las paredes de la cafetería están repletas de pequeños marcos con fotos de personajes, seres que han desfilado por allí desde los años 20, cuando una fotografía era una fotografía y no ahora, que es un apéndice del móvil y casi no se imprime nada.
Ha pasado por allí lo más granado de la ciudad, de la provincia y de la región (ahora llamada Comunidad Autónoma), en lo artístico, en lo deportivo y en lo político: no os doy nombres porque no pretendo apabullar, pero daría para llenar uno o dos páginas de esta pantalla que os sirve de cuartilla de lectura.
Se me ha ido el hilo de lo que escribía, ha pasado la tarde, me he tomado el café con leche con el croissant, y, finalmente, no vino, no pude verla y así van no sé cuántos días, ya más de tres años…
© Ángel , 5/6/2010
Sigue intentándolo, sobre todo por si van saliendo textos como éste.
ResponderEliminarEntretanto, puedes degustar el apetitoso croissant (¿trinchado?) con el café de la fotografía.
Yo espero...
Bicos.
Ya lo degusté, lo tomé en el desayuno, estaba muy rico, si.
ResponderEliminarBesos desde el Sur, Fonsi
Bueno y apetecible como el croissant.
ResponderEliminarBesos
Ante todo felicitarte por tu blog y en especial este post. Parece que hayas hecho una radiografía casi completa de mis momentos en las cafeterías. A veces creo que no me importaría vivir en ellas. Dan tanto de sí. Aunque yo suelo tomar un “cortado”, es un café con un poco de leche.
ResponderEliminarTe enlazo en mi blog y por mi parte no tengo ningún inconveniente.
Me agradará pasar por aquí y tomarme mi café en tu blog.
Por cierto, a que le llamáis “un croissant trinchado”.
saludos,
;)
Pues el trichar es la técnica de corte de los alimentos en trozos para servirla, podríamos decir un coissant "cortado"...jejejejeje.
ResponderEliminarGracias por pasarte, en unos días te leemos.
Un abrazo,
Por un momento me has llevado a una cafetería ideal, una cafetería que a mi me gustaría encontrar y que no encuentro, de esas en las que escribían los escritores y eran la razón de ser de las solteronas. Pero yo creo que ya no hay cafés de esos que eran lo mas cercano a un casino de pueblo en las ciudades.En las cafeterías de ahora te sientas y en cuanto te has tomado el desayuno o la merienda, ya está el camarero junto a ti para que le pagues y te vayas y le dejes el sitio a una familia que está de pie enfrente esperando. Ahora si quieres estar tranquilo en una mesa sentado un rato largo te tienes que ir a algún Pub de algún conocido, y en esos sitios no se puede escribir ni leer porque son oscuros y ponen la música muy fuerte. Es otra cosa.
ResponderEliminarMuchas gracias por haberme invitado a café y bollos en esa cafetería y siento mucho que te hayan dado plantón, es que hay gente por el mundo muy desconsiderada, si me dices donde está te prometo visitarla.
La foto, Coco, es del Café Gijón y, yo hasta que pueda ir en Ave, me niego a frecuentarlo.
ResponderEliminarLa acción, figurada, transcurre en la cafetería que hay casi enfrente del las oficinas que tu conoces de Guirao Motos.
Motos Guirao
ResponderEliminarEn la Glorieta de Quevedo está el Café Central, igual que siempre, pero eso es en Madrid.
ResponderEliminarAquí hay muchos de imitación "Quiero y no puedo", si sabéis de alguno me lo decís.
Tal vez deberías buscarla en otra cafetería... tres años es mucho tiempo.
ResponderEliminarBueno el relato (y ese croissant tiene un aspecto de lo más apetecible)
Besos