La ventana del 4ºB


Ilustración: "Ventanas en la noche", de Edward Hopper

La ventana del 4º B se mantiene iluminada hasta altas horas de la madrugada.
Permanece con la persiana cerrada durante todo el día, y en cuanto el sol se pone, se abre.
Para que entre la oscuridad, digo yo.
Pocas veces veo a nadie más.
Sólo a esa chica que camina lento, que parece perdida a pesar de estar en su casa.
Puedo observar parte de su cama, una mesa escritorio pegada a la ventana y un sillón abarrotado de ropa que nunca le he visto puesta, porque siempre está con esa camisola gris hasta las rodillas. Aparentemente, anda descalza.
O eso pienso yo, porque no alcanzo a ver sus pies.
Nunca la vi en la calle.
Y eso que mi enfermedad me tiene postrada ante esta ventana, y poco se me escapa.
No sé de qué vive, qué come, con quién se relaciona.
No consigo deducir nada de su vida, salvo que se pasa horas frente a su ordenador y que, llegado un momento, se echa en la cama, toma una fotografía, la mira por unos minutos y luego la aprieta fuerte contra su pecho mientras llora desconsoladamente.
No sé de quién es la foto.
Mis prismáticos no me permiten verlo con detalle.
Tal vez deba comprarme unos nuevos.
Publicado por Alís

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