Un día de cuento


Hoy me levanté dispuesta a reinventar la mañana, la tarde y la noche.
Así que me felicité y decidí que hoy era un buen día para celebrar el día de los cuentos y yo sería parte de uno.
Comencé la mañana con el manual de primeros auxilios y sonreí para comenzar el día.
Más tarde me maquillé poniendo un énfasis especial en los ojos.
Sin ellos, todos sabemos, no hay credibilidad.
Los labios con el carmín rojo, por supuesto.
Y los zapatos de tacón.
Cuando salí de la habitación al reflejar mi imagen frente al espejo, me vi pintada como una puerta pero yo solo quería que se abriera de una maldita vez y me llevara a alguna parte.
Por la tarde me eché de menos a mi.

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