The OA


'The OA': un estreno inteligente, una serie frustrante
La apuesta de ciencia ficción de Netflix fue uno de los últimos fenómenos televisivos de 2016. ¿Hay motivos para la fascinación? 'The OA', sobre lo que le ocurrió a una joven desaparecida durante siete años, crea una expectativa más grande que su misterio final.


Da la sensación de que The OA había que verla pronto, y que había que juzgarla y escribir sobre ella también pronto. Netflix ha ayudado en parte a crear este panorama, que no es bueno ni es malo: sus estrenos casi cada viernes son como las películas semanales de la cartelera, que puedes ver de una tacada y esperar hasta que llegue la próxima.


Eso ha provocado que la conversación alrededor de cada ficción se reduzca a unas semanas (excepto el milagroso caso de Stranger Things), pero también que consigamos liberarnos de los plazos de consumo y charla de la televisión tradicional, en pleno momento de burbuja seriéfila. Es algo así como televisión Fast-Food, como han acertado en llamarlo algunos: quienes estén cansados del bombazo diario de títulos como Juego de Tronos y The Walking Dead, pueden hacer oídos sordos e ir a su rollo en la plataforma online.


Con The OA el reto ha sido especial. Sabíamos que Netflix estaba gestando el proyecto, una serie de ciencia ficción creada por Brit Marling y Zal Batmanglij, pero no sabíamos cuándo se estrenaría. En solo un par de días, el servicio de streaming lanzó el tráiler y sus ocho capítulos, el pasado 16 de diciembre, y en pocos más los devoraron muchos espectadores: el misterio de lo desconocido fue el único y perfecto marketing.


La cuestión es cómo se enfrentan a fenómenos como este los columnistas de televisión, para los que la distancia temporal y emocional es tan necesaria. No es que sea muy diferente con series como Juego de Tronos, sobre las que muchos escriben horas después de su emisión, pero ver y reposar una serie completa en un fin de semana, como demanda la dictadura del click, es un paso más allá. La solución es que cada uno siga su propio ritmo.


Pero, ¿de qué va The OA? Antes de esto es pertinente apuntar que el estreno sorpresa no fue el único atractivo de la serie, también su pareja de productores. Brit Marling y Zat Batmanglij están detrás de películas modernas de culto como The Sound of My Voice y Another Earth, y había mucho interés por verles al frente de una serie.


Es la propia Brit Marling quien interpreta el personaje protagonista, Prairie, una joven que vuelve a su hogar tras años desaparecida: ha regresado habiendo recuperado la vista (se quedó ciega de niña), haciéndose llamar The OA y ocultando una historia traumática y liberadora. A su retorno, reúne a cinco personas para contarles lo que pasó, desde la experiencia cercana a la muerte que sufrió cuando era muy pequeña, y permitirles acceder a un conocimiento que puede cambiar sus vidas. Y así será, pero no de la forma que ellos tal vez esperaban.


Más convencional y menos inteligente de lo que parecía


La gran virtud del trabajo de Brit Marling y Zat Batmanglij es el dispositivo narrativo puesto en marcha desde el primer episodio, cuyos créditos no vemos hasta el tercer acto. Muchos han hablado de ello como de las muñecas matrioska, un relato, el que The OA cuenta a sus compañeros, que da lugar a otros sin llegar nunca al definitivo. Ese misterio, esa sensación de estar ante algo nuevo, ante un ejemplar insólito de ciencia ficción existencialista y pedagógica (recuerda en ciertos momentos a Sense8), mantiene el interés de los protagonistas tanto como de los espectadores.


La labor de Batmanglij como director es mágica y enigmática, y Marling destaca como una genial cuentacuentos por su inteligencia a la hora de dosificar la información y las sorpresas, pero el problema llega, como en muchas series articuladas alrededor de la duda, cuando hay que conectarlo todo y darle sentido.

El final de The OA es frustrante, o al menos sorprendente por su simpleza. Su último capítulo termina con una escena emocionante que da cierto sentido a la evolución de sus personajes secundarios, pero de ellos apenas sabíamos nada.



 ¿Qué hay de Prairie? No solo es que los creadores desactiven con ese desenlace toda la maquinaria narrativa previa, sino que deja sin responder (quizá de cara a una segunda temporada) preguntas muy importantes.


¿Es cierto todo lo que narró la protagonista? ¿Qué hay de su propósito final? Lo más decepcionante, sin embargo, es darse cuenta de que The OA no es tan inteligente ni tan revolucionaria como quería parecer (ni como muchos han escrito), de que todo el misterio no es más que una pantomima. Tal vez era esa la intención germinal de The OA, crear un fenómeno retorcido y lleno de recovecos de algo que es en definitiva mucho más simple…
VÍCTOR GONZÁLEZ

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