Perdóname, Señor.





Telecinco juega bien sus cartas. Sabía que Sé quién eres era una serie que se ganaría el respeto de la crítica. Pero también sabía que no sería una serie de grandes audiencias. Se mantuvo con mucha dignidad, pero no fue un fenómeno de masas. Sí lo fue El Príncipe, serie con más pegas —también con virtudes, ojo— pero con mejor rendimiento para la cadena, sin ninguna duda. Lo mismo ocurre con Perdóname, Señor. Así que tras ofrecernos la cara, ahora llega la cruz.



Perdóname, Señor busca al público de El Niño y de El Príncipe compartiendo trasfondo, caras e incluso estilo visual. Al menos en las escenas de acción con las que arranca y que plantean el marco del narcotráfico sobre el que se monta el resto del cuadro. Pero se distancia de la película y la serie en cuanto empieza a descubrir el culebrón familiar que se esconde detrás. Porque resulta que la monja que interpreta Paz Vega, y que vuelve a Barbate 20 años después de partir precipitadamente hacia Roma, se fue dejando un hijo detrás, niño que tuvo con el que ahora es uno de los capos del narcotráfico de la zona (interpretado por Stany Coppet, el malo de El Príncipe), que no sabe que es el padre del chico.


Ni siquiera el joven (Jesús Castro, es decir, El Niño) sabe que la que él conoce como su tía es en realidad su madre. Para más inri, padre e hijo pertenecen a bandas enfrentadas. En definitiva, un culebrón aderezado con acción y montado sobre la situación social y económica que el paro ha dejado en esta zona de Andalucía.


La serie, de ocho capítulos, tendrá su público, y mal se tiene que dar la cosa para que no sea numeroso. Es un público que se encontrará con diálogos forzados pronunciados sin demasiada convicción por sus protagonistas —entre los secundarios se encuentran mejores actuaciones, como las de Estefanía de los Santos y Paco Tous, cuerpos 10 con poca ropa y una historia que no pide demasiado esfuerzo por parte del espectador para poder seguirla.


Perdóname, Señor es lo que parecía, y lo que quería Telecinco. Por suerte o por desgracia, depende del punto de vista.


 Sin temor a sobreexplotar un género más que trillado, Mediaset España se salta a la torera el conocido refrán que afirma que "mucho amén echa la misa a perder" y vuelve a meter en una coctelera los mismos ingredientes con los que triunfó con historias como 'El niño', 'Sin tetas no hay paraíso' o 'El Príncipe'.
Un poco de prostitución, unos cuantos narcos por aquí, Stanley Cooper por allí, drogas por allá, Jesús Castro y su inconsistente interpretación por acá y ¡voilà! Más de lo mismo y, esta vez, a precio de saldo y colado en forma de miniserie de 8 capítulos en la que la cadena parece no confiar demasiado como señala su tardío estreno.


Filmada en 2016, 'Perdóname, Señor' llega a la pequeña pantalla como un producto efectista dirigido al consumidor medio de televisión en abierto y sin ningún tipo de pretensión de ser más de lo mismo para los paladares más exigentes.


La serie de Gossip Events & Productions, productora creadora de despropósitos como 'Dreamland' y 'Yo quisiera', sube su listón con este culebrón vestido de superproducción que presume de tener prisa de mostrar pronto sus cartas para contentar a su audiencia más impaciente. Pronto, el cuento de narcos que Telecinco vendió en sus promociones y en los primeros minutos de la ficción pasa a convertirse en una telenovela capaz de contentar a todos los targets con personajes secundarios que solo sirven para alimentar el folletín.
Con 'Perdóname, Señor', Telecinco ha vuelto a comprar y servir los ingredientes con los que triunfó en otras producciones


A pesar de todos sus males, 'Perdóname, Señor' también tiene sus aciertos. Estos no son, por supuesto, sus actores principales, que convierten la ficción en algo insostenible desde el minuto uno con su variopinto elenco que poco o nada intenta disimular no haber pisado en la vida Barbate. La serie, irremediablemente, engancha y varios de sus actores secundarios brillan por su solvencia interpretativa.

Cabe destacar el trabajo de Paco Tous y el del cuasi debutante Diego Domínguez, que parece ser el único miembro del casting juvenil con interés de preparar su personaje a conciencia.
Tras el estreno de esta ficción solo nos queda pedir que Dios nos pille confesados y nos ayude a sobrellevar el calvario que nos espera ante un nuevo aluvión de seriales centrados en el mundo del narcotráfico que ya amenazan con desembarcar en las cadenas generalistas. Perdónales, Señor, sabemos que esto es tan solo el comienzo.


P.D. Mejor esperar a los Jueves y verlo sin cortes tan extensos.


Natalia Marcos (El País) & Tony López (EL Confidencial)

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