El vendedor de seguros


Miguel estaba sentado frente al ventanal, la luz instalada plenamente en el escritorio de su flamante despacho de director regional de la multinacional de Seguros Axa, en el edificio más alto de Sevilla, el piso más alto. Era como si tocara el cielo, su cielo, con las manos: había llegado a lo más alto, pensaba. Además, su ropa le otorgaba ese estatus, según las modas del momento: camisa con doble puño, gemelos con bolas de golf anudadas con un fino hilo, corbata de Loewe, sin tirantes eso sí, porque a eso se había negado con rotundidad; el pantalón como recién planchado, de Boss, y la chaqueta, no recordaba la marca, colgada en su ropero pero con un dibujo a juego con la corbata,
¿ o era al revés : la corbata escogida a juego con la chaqueta?
Ya ni se acordaba de los comienzos, de ese ir vendiendo seguros por esos pueblos de Dios.

Mirando el ventanal, le vino la imagen, como un flash, y hacía más de 40 años que había sucedido.

Recordó aquellos viejos tiempos en los que solía viajar a muchos de los pueblos.
Pero hubo un extraño suceso en uno de ellos, Pitres , se llamaba aquel pequeño lugar despoblado y frío...
"Llegando allí sentí una sensación muy extraña, como si alguien estuviera presionando mi torso, fue algo inexplicable, me faltan palabras para describirla.
Encontré una pensión en la que alquilé un pequeño cuarto.
Eran apenas las ocho de la tarde pero ya estaba oscureciendo, la noche se acercaba.
Entonces me retiré de la casa, y salí a tomar aire y a fumar un cigarrillo.
Había muy poca gente, calles solitarias, cuatro o cinco casas viejas, desmoronadas por las lluvias y los fuertes vientos.
Una llamó mi atención, la más grande y vieja.
Me fijé en la ventana que había en el segundo piso en la que una niña miraba profundamente al cielo, con sus negros cabellos lisos, y su plomiza cara pálida.
Me quedé observándola pero un mendigo vino a molestarme, le di unas monedas y regresé a mi hospedaje.
Me puse la ropa de dormir y me eché a descansar un rato,
hasta que llamaron a mi puerta.
“Señor, aún no ha cenado y aquí tenemos un buen comedor”.
Me vestí nuevamente y bajé a cenar.
La dueña me empezó a hablar del pueblo.
La curiosidad me llevó a preguntarle que quién vivía en esa casa tan antigua que había visto. “Nadie-me respondió-, en esa casa desaparecieron todos, nunca se supo más de ellos, algunos creen que se mudaron a la ciudad, otros dicen que una bruja les echaron una maldición...
Tontas historias.
La Guardia Civil vino a inspeccionar la casa pero no se encontró ni rastro de ellos.
Lo raro fue que todas sus pertenencias seguían allí.
Ese lugar está abandonado, nadie del pueblo entra allí, por miedo a que les caiga una maldición.”
“Entonces, no necesito ningún permiso para entrar allí”, le dije.
“Si, usted desea puede entrar, pero asegúrese de que nadie lo vea porque lo echarán del pueblo, por sus tontas historias e ideas”, me advirtió ella.
Después de la cena me dirigí hacia esa casa, pensando en quién era esa extraña niña, o qué hacía allí.
¿Por qué extraña?
Llegué a la puerta, me aseguré de que no hubiera nadie a mi alrededor, y me decidí a entrar. Todo estaba oscuro y lleno de telarañas pero por suerte había traído mi linterna.
Mi obsesión era ver, ver y saber.
Lo que encontraron mis ojos era muy tétrico y tenebroso.
Sobre una pequeña mesa había un pequeño álbum y me puse a revisarlo: había un montón de fotografías en blanco y negro, algunas de ellas eran de una familia, otras eran de paisajes, y de una boda.
Escuché el cerrar de una puerta arriba y quise subir, impidiéndomelo un escalofrío que me paralizó.
“¿Qué vendría después?”, pensé, y entonces salí de allí, y me fui a dormir o a intentarlo.
Al llegar me di un baño y me acosté pensando en la casa de la que había regresado con frío, un frío nuevo para mí.
¿Qué podía haber ocurrido allí?
¿Qué misterio ocultaba?
Me acordé de que me había traído el álbum, de que las fotografías estaban ahora en mi cuarto, conmigo.
Lo busqué y me puse a ver cada una de las fotos.
En una de ellas encontré a la niña que había visto asomada a la ventana, y empezó latirme el corazón otra vez.
Y me pregunté cómo podía vivir en mi presente y con la misma edad de niña antigua.
Fue en ese instante cuando oí el llanto, oí un llanto.
Convencido de que todo esto eran alucinaciones mías, me eché en la cama.
Me quedé dormido hasta que tuve una pesadilla que me despertó: había soñado que la niña se cortaba la parte superior de los dedos, mientras una persona, que también había visto en las fotos, la miraba, riéndose con tintes de locura.
En mi sueño encontré el terror.
Cuando me desperté, el corazón agitado y el sudor en mi cuerpo decidí volver a la ciudad al día siguiente.
Mientras alistaba mis cosas, las ventanas se abrieron, dando paso al fuerte viento, y, con él, entró por mi ventana una carta escrita con sangre, con letra redonda, infantil, decía: “¡Ayúdame!"
© Ángel, 30/04/2010

Comentarios

  1. Jo.
    Un relato estremecedor.
    Suerte que lo he leído por la mañana.

    Osasuna jugó bien, bueno, menos el iraní Masoud o algo así que falló un gol que todavía no me explico.
    Pero jugaron muy bien.

    Saludos.

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  2. ¿Otra vez has vuelto a Pitres?¿Es que no escarmientas?
    ¡¡Con el susto que pasaste la primera vez!
    Anda date una vuelta por la Fuente Agrilla y la verás allí lavando sábanas, verás como es de carne y hueso, lo que pasa es que es muy mala y se aburre mucho en ese pueblo, por eso su madre la ha castigado.

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  3. Toro....una pregunta, sin malicia, ¿Quién es mas madridista, Peregrini o Camacho?
    Jugaron bien, pero a Masoud le tembló la pierna.
    El relato...como la vida misma, qué quieres que te diga.
    Coco, ya sabes que nuestro alcalde es de...¡Pitres!, él la conoce, seguro.

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  4. Yo me creía que era de Piñar, que es peor. Es más: sé que es de Piñar.

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  5. Qué confusión, Dios mío, es de Píñar, pero tenía un buen amigo en Pitres, que conocía a esa familia...jajajajaja,

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  6. Es muy elegante, yo creo que uno de los mas elegantes de Piñar.

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  7. El Masoud ese se vio delante de la portería el solo y se cayó de culo. Se ve que era mucha responsabilidad para él.

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  8. Muy bueno el relato. Estremecedor, sí, pero muy bueno. Aunque supongo que tendrá continuidad... No sé por qué me da que la ayuda que haya podido prestar a esa niña tiene que ver con el éxito del que goza en la actualidad el protagonista de la historia.

    Besos

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  9. No he podido dejar de leer desde la primera hasta la última palabra querido amigo Ángel pero me he quedado con ganas de más, de saber si Miguel prestará esa ayuda que le piden.

    Estaré esperando.

    Bicos meigos

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  10. Pero como le iba a prestar ayuda si estaba cagaíco de miedo. Ese lo que hizo fue salir pitando carretera para abajo hasta Órgiva y luego a Lanjarón y a Granada por la autovía. Y no vendió más seguros en la Alpujarra, lo que pasa es que se dedico a hacer la costa de punta a punta que allí con tanto extranjero

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  11. Esta la cosa mas entretenida y no da tiempo de fantasmas.

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  12. Y entre seguro y seguro, prestaba también otros servicios a los magnates de Puerto Banus y a los nuevos ricos de Marbella en los años locos de los alcaldes chorizos, de ahí le vino el éxito y no de prestarle ninguna ayuda a la niña, que entre otras cosas no necesitaba ninguna ayuda, lo que necesitaba era una buena paliza por gamberra. Por eso su madre la castigo a lavar las sábanas de los huéspedes que se les iba el punto de miedo con sus bromitas, y todavía sigue lavando a mano en las aguas frías de la fuente agrilla. Y veremos si no va a tener que seguir lavando hasta después de muerta por los siglos de los siglos, que era mas mala que la lumbre la niña.

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  13. Mucho me alegraría que fuese así, Coco, pero, ni por asomo se le parece a la realidad, la realidad es que Miguel se vio casado en buena familia de aquellos tiempos, que la esposa heredó muy joven tierras cerca de Marbella y las vendió a los que entendían del negocio especulador, que a todos los compradores de pisos que se edificaban en ellas, les exigió que suscribieran pólizas de vida en Axa, que hicieron una cartera multimillonaria que le ayudó a escalar puestos en el ranking y que más pronto que arde le aupó a la dirección de la Costa del Sol malagueña y de allí a su ansiada Dirección Regional de Sevilla.
    De la niña no se acordó nunca, miento, se acordó una vez, cuando vio la película de la niña del exorcista, con la que guardaba gran parecido físico, dicha sea la verdad.

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  14. Realidad y ficción, futuro y presente, se cartean entre la noche y la vigilia.
    Magnífico relato.

    un abrazo

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  15. ¿Ves como yo sabía que andaba por Marbella la cosa?

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  16. Es tuyo , que alegría, y ademas ver que es bueno, que tiene tensión, que deja con ganas de mas, de saber que pasa,
    ya est`´as continuando la historia y dejándote de ese mal que es el furbor

    besote

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  17. Relato y comentarios: calificación 9,5 (el alcalde, José Torres Hurtado es de Piñar, paraje de belleza sin igual; de ahí que no te haya puesto un diez -¡qué manía de poner calificaciones que nadie me pide!-).

    Una tontería más: esto de la niña me ha recordado a la niña de Rajoy...

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  18. La niña de Rajoy, qué buena ocurrencia tuvo y cuanto rédito le ha sacado, a veces en negativo, pero rédito a fin de cuentas.

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